Maestro (a): mis más sinceras felicitaciones, no por este día, sino por abrazar esta profesión; que tiene todo tipo de momentos y que hacen que un día reneguemos de ella y otro que agradezcamos por ser maestros.
El día de hoy seguramente leerás en todos los medios felicitaciones y más felicitaciones de instituciones, sindicatos, políticos y funcionarios. De esos mismos que al otro día nos criticarán, nos exigirán que hagamos lo que ellos no pueden, nos exhibirán ante la sociedad como lo más negativo o que no luchan por lo que por justicia nos corresponde.
Pero no importa. Porque solo nosotros sabemos del esfuerzo que hacemos por educar a los niños que se nos encomiendan y llevar el sustento a nuestra familia. Aunque seamos “candil de la calle…”. A veces la gente piensa que el hijo del maestro debe saber más “porque es hijo de maestro”, sin darse cuenta que por educar a los ajenos descuidamos a los propios. Que muchas veces nos perdemos las ocasiones importantes de nuestra familia por cumplir con nuestro trabajo. En fin, de eso, tú sabes más. Por tanto deseo que te sientas bien hoy y siempre aunque nadie te felicite, reconozca ni alabe. Ese orgullo lo llevamos en nuestro corazón y espíritu. Y mañana, como una mentada de madre a nuestros superiores, iremos a cumplir con nuestra misión, como si nada.
¡Enhorabuena! de tu amigo Luis Humberto Pantí Chuc